Llega la noche y las voces en tu cabeza comienzan a susurrarte al oído sobre todas las cosas malas que hay en tu vida o sobre todos los posibles riesgos que vas a afrontar si llegas a tomar una determinada decisión, desde escenarios poco favorables hasta las más grandes tragedias, tu mente va a mil por hora y no puedes dejar de pensar en todo lo que «puede o no pasar», y esto es cada noche de tu vida.
Yo conozco exactamente ese sentimiento, sino de que otra manera podría platicarlo, las manos sudorosas, dar vueltas en la cama una y otra vez, abrir y cerrar los ojos para de nuevo aterrizar en la realidad, sueños bastante malos, pensamientos derrotistas y un estado de pánico casi permanente. Yo se como se siente, yo he estado en esa situación durante mucho tiempo, casi fueron años. No es nada lindo vivir de esta manera, y es que la ansiedad y el estrés constante al que eres sometido hace que tu mente se llene de temores infundados y de escenarios poco probables siendo realistas pero de alguna forma siempre te siguen atacando una y otra vez, las noches se hacen largas y tu cerebro no deja de pensar en todo y en nada a la vez, la presión sigue por mucho tiempo y tarde o temprano se comienza a manifestar de alguna manera física.
Tus temores toman el control de tu mente y te hacen ver más débil de lo que eres, un miedo muy escondido aparece y sientes que no tienes el control de tu vida, te sientes aprisionado, te sientes como una persona que vive su vida sin rumbo, tus sueños parecen cada vez más difíciles de cumplir y comienzas a dudar de tu verdadera capacidad, al menos eso fue lo que yo vivía hace algunos años. Tenía ansiedad sobre lo que podría pasar en el futuro, desde una enfermedad hasta el más trágico de los accidentes, tenía miedo de perder a mis padres, tenía miedo de quedarme sin dinero, tenía ansiedad por saber lo que otros dirían si llegaba a fracasar. Sentía que no era apto o que nada de lo que en ese entonces estaba haciendo me daría frutos y que solo desperdiciaba mi vida, sentía que me estaba haciendo viejo pero sin ningún logro, que estaba avanzando a gran velocidad pero sin ninguna dirección, el tiempo seguía pasando y decidí tomar cartas en el asunto para dejar de tener esos pensamientos día y noche.
Lo primero que comencé a hacer fue reconocer mis sentimientos negativos y que es lo que hacía que se dispararan, hice una lista de las cosas que más me daban miedo, desde la más posible de suceder hasta el más absurdo y loco temor, y ahí fue donde me di cuenta de que yo mismo me estaba poniendo el pie para caer, ya que eran miedos prácticamente imposibles de suceder, y es que es obvio que magnifiques las cosas que te aterrorizan o que te ponen en un estado de ansiedad pero lo mío era ya un estado de sentir ansiedad por casi todo. Pensé «¿que es lo peor que me puede pasar?» y haciéndome esa clase de preguntas fui dejando poco a poco de preocuparme tanto por las cosas que pudieran llegar a aparecer en un futuro, y es que piénsalo de esta manera, cada que sientas que un problema se te presenta o que alguna situación podría llegar a ser un problema para ti, recuerda las veces que en el pasado algo igual de difícil apareció y lo superaste, debes de sacar fuerza de tu pasado como diría la canción de José Alfredo Jiménez.
Otra cosa que alimenta la ansiedad es la inactividad, el estar sólo pensando en todos los problemas que tienes pero no hacer nada al respecto para solucionarlos, apenas ayer le comenté a uno de mis ex-empleados era que necesitaba mantenerse en movimiento si quería superar sus temores, el movimiento crea más movimiento, y tu debes de estar siempre activo para atraer cosas, de lo contrario solo estarás piense y piense en todo lo «mala» que es tu vida y en realidad se convertirá en mala por no hacer nada.
Para dejar de estar en ese estado de ansiedad también debes dejar de ver o escuchar cosas que te pongan en un estado siempre defensivo, las malas noticias, vídeos de asaltos, enfermedades, tragedias y ese tipo de cosas solo crea más y más miedos en tu cabeza y quizá no lo notes inmediatamente pero estos comenzarán a vivir en tu cabeza sin pagar renta y después de un tiempo será todo lo que veas. Tienes que ser consciente de que el peligro es real pero el miedo y el constante estado de pánico no lo son, además imagínate vivir toda tu vida siempre aterrorizado por todo, sería una pena cierto?
Siempre vamos a tener miedos, puedes llegar a sentir algo de nervios o ansiedad en un grado leve, todas las personas lo sentimos y aquel que te diga que no es porque te esta mintiendo, no hay técnica o algún nuevo «gurú» de vida que haga que dejes de sentir miedo, sería como dejar de vivir, como dejar de respirar o como dejar de comer, el miedo es parte de nosotros y tenemos que aceptarlo y reconocerlo pero también tenemos que saber como controlarlo para que este no termine por arruinar nuestra vida o termine de matar nuestros sueños. Aprende a distinguir entre el miedo que una situación peligrosa real causa y el miedo que es solo humo auto-creado.
Vas a estar bien, solo no dejes que esa voz que te susurra cada noche termine convenciéndote de todo lo «aterrador» que hay allá afuera.